Después de 6 años y cuatro entradas en este blog sobre el 15-M, va quedando ya poco que escribir en esta fecha tan importante para mi, que no haya dicho ya. Cómo irrumpió en mi vida, los logros que consiguió, balances de situación del movimiento, cómo mutó, mi visión personal del mismo, qué ha sido del 15-M, o qué hubiera pasado de no existir. Después de varios análisis desde lo político, lo ideológico, desde la perspectiva social del activista y militante sobrevenido, o desde esa mirada relacionada con el crecimiento personal, queda por contaros todo aquello que, por caprichos del libre albedrío y de las consecuencias derivadas de formar parte de todo aquello que ha rodeado al 15-M, ha sobrevenido en mi vida personal. Quizá no es la visión más interesante para el perfil de lector/a de este humilde blog, pero sin duda es ahora mismo la más importante para el que escribe, en estos tiempos tan oscuros, de tan pocas alegrías y tantas ilusiones truncadas desde aquel mágico 2011.
Como ya dije en entradas anteriores, a muchos nos tocó tan fuerte el espíritu quincemero y tantas energías y perspectivas pusimos el él, que, especialmente en sus 3 primeros años, participábamos de cada lucha, de cada iniciativa, sin dejar apenas tiempo para otra cosa, llegando a militar no solo en la Asamblea popular del 15-M de tu pueblo/barrio, sino en cualquier colectivo nacido al calor del 15-M, además de aquellos jóvenes e incipientes movimientos que ya existían antes de él. Tal fue el caso de la Plataforma de afectados por la hipoteca (PAH), cuyo nodo levantino nacía en Valencia un sólo mes antes del 15-M. Después de 3 años (2012-2015) de militancia en la PAH, con sus muchas alegrías y victorias y algunas decepciones y experiencias desagradables, lo mejor y más grande que me aportó ese colectivo fue conocer a la que hoy es mi compañera de camino en la vida: Gema. Mi encuentro con ella no fue de cuento de hadas ni reviste apenas romanticismo. De hecho, creo que al principio ni siquiera reparó en mi presencia ya que, como es comprensible, andaba preocupada y angustiada por luchar y resolver su dramática situación personal. Nuestra relación se fue forjando a fuego lento, como esas grandes revoluciones que estallan cuando menos lo esperas. Aquel beso furtivo en aquel lugar que solo ella conoce, cuando ella más lo necesitaba, unió nuestros destinos, quien sabe hasta cuándo…
Las batallas que hemos librado juntos en la PAH, darían para 4 o 5 entradas más en este blog, y no es hoy el momento de contarlas. Baste decir que Gema, aunque no participó en los inicios del 15-M, es de esas personas que encarnan a la perfección aquellas sensaciones tantas veces descritas por un servidor y que terminaron por enamorarme, no solo del movimiento, sino tambień de ella. Empoderamiento, generosidad, solidaridad, resiliencia, entrega y compromiso, hacen de ella una mujer increíble. Compartir tu vida con una persona, significa aceptar todo lo que es importante para ella y que forma parte de su vida. Su hijo Kevin, de 13 años, es un chaval tímido a la vez que despierto, creativo, hecho y curtido por los duros momentos que le costó vivir y padecer junto a su madre. Una personita especial, con una extraordinaria madurez y amabilidad que no son habituales en chavales de su edad. Él es otra bonita y enriquecedora consecuencia que me he encontrado, como por arte de 15-M.
Los tres años que llevo compartiendo mi vida con Gema y Kevin, han hecho de mi una persona distinta. Igual que el 15-M hizo con mi conciencia, ellxs dos han revolucionado el terreno de mis emociones más ocultas. Producto de eso que llaman amor, nació hace ya casi 5 meses nuestro hijo Guillem. Él, sin saberlo todavía, ha sido el fruto de los avatares de un movimiento social que provocó la conexión entre personas que de otro modo y en otras circunstancias, seguramente ni se hubieran encontrado. Tejió una red neuronal que, aun sin capacidad para cambiar el mundo –ya nos gustaría–, sí ha servido para transformar mi vida de una manera que jamás imaginé. Experiencias personales como el amor vivido intensamente, la paternidad y otras muchas colectivas como la solidaridad, la acción directa y la militancia en todos los aspectos de la vida, son muchísimo más de lo que tenía antes del 15 de mayo de 2011.
Hay quienes dicen a día de hoy, que el 15-M no sirvió para mucho. Algunos incluso dirán que para nada. Hoy puedo decir que a mi, personalmente me ofreció mil motivos para luchar y muchas razones para amar. Entre ellas destacan tres: Gema, Kevin y Guillem. Creo que no es poco y que, al menos en mi caso, merece una celebración personal, desde dentro y compartida, cada uno de los años que me resten de vida.
No es esta una ñoña oda de un nostálgico sobre una secta de perroflautas. Es un sincero canto de agradecimiento hacia un acontecimiento que cambió mi vida y la de muchas personas para siempre. Algo que te marca de esa manera, no se olvida tan fácilmente.
Feliz 15-M a tod@s aquell@s que vivimos intensamente lo que ocurrió en aquellas plazas, en cada una de las experiencias y momentos. En aquella larga conversación entre iguales. A aquellxs que hoy, tenemos la enorme suerte de disfrutar cada una de las consecuencias que han derivado de la participación activa en este movimiento al que cada año rindo un pequeño y sentido homenaje en este sencillo espacio virtual.
La emoción y las vivencias de las Plazas, las luchas y el recuerdo de todo lo bueno que nos dejó el 15-M siguen intactos a pesar del paso del tiempo. Día tras día, año tras año, debemos regarlo para que siga creciendo en nosotr@s.